La Lonja de Palma
Uno de los edificios históricos más espectaculares de Mallorca es la Lonja de Palma, que junto con el Castillo de Bellver y la Catedral, constituyen las joyas arquitectónicas de la capital.
La Lonja de Palma, conocida localmente como Sa Llotja, es una de las obras maestras de la arquitectura gótica en Mallorca. Fue creada por Guillem Sagrera entre 1420 y 1452.
Guillem Sagrera
Guillem Sagrera era natural de Felanitx (pueblo al sureste de Mallorca), y se trasladó a Palma siendo muy joven para trabajar con su padre como cantero. Participó en la construcción de la Catedral de Perpignan, y dirigió las obras de la Catedral de Palma, así como también se ocupó de la construcción del castillo Castelnuovo, en Nápoles, por encargo del rey de Aragón, Alfonso V el Magnánimo.
Emplazamiento de La Lonja de Palma
Antes de que el rey Jaime I conquistara Mallorca en 1229, la ciudad (Madina Mayurqa) ya estaba protegida contra posibles ataques por una muralla islámica, que databa del siglo XI. Varias puertas comunicaban el recinto amurallado con el exterior. Una de ellas se conserva todavía y se conoce como “sa Porta de sa Gabella de la Sal”. Esta puerta tiene una característica muy peculiar, pues su lado exterior es un arco ojival musulmán, mientras que en el interior es un arco de medio punto medieval. Esta “Porta de sa Gabella” era la que comunicaba la ciudad con las atarazanas, que quedaban en el exterior.
Todo ese espacio entre la muralla islámica y el exterior junto al mar, conocido como la “Ribera del Mar” fue ocupado rápidamente después de la conquista de 1229. Ese lugar se destinaría a las atarazanas, y sería el centro del comercio y la actividad marinera.
Hacia el año 1300 se construyó una nueva muralla, más amplia y que llegaba hasta el mar, para proteger todo el nuevo emplazamiento de las atarazanas.
En 1403 una catastrófica inundación de Sa Riera, torrente que pasaba cerca de la puerta mencionada anteriormente, arrasó toda la zona de las atarazanas que había quedado encerrada por el nuevo muro.
Este desastre natural destruyó edificaciones y vidas y dejó un gran espacio diáfano que se aprovecharía para reconstruir la zona. En ese momento, los mercaderes, constituidos como Colegio, pensaron construir la Lonja como sede. El lugar era privilegiado, en primera línea del mar y protegido por la muralla renacentista. Para dirigir las obras contratan a Guillem Sagrera como arquitecto, que en esos momentos ya llevaba las obras de la Catedral de Palma.
Vista desde el lado interior de Palma. La muralla estaba al otro lado.
La Lonja estuvo resguardada del mar por la muralla hasta finales del siglo XIX, cuando dicha muralla fue derribada en gran parte. Abrir y ampliar la ciudad se consideró entonces un signo de modernidad. Quedó entonces en primera línea, exactamente junto al mar. La imagen completa de la Lonja se reflejó, por primera vez, en las aguas de la bahía de Palma (ver foto de abajo).
Posteriormente, ya en el siglo XX, se ganó terreno al mar en toda la fachada marítima de la ciudad para la construcción del Paseo marítimo. La Lonja quedó entonces alejada de la orilla del mar, pero permitió a su vez su contemplación desde suelo firme, lo que actualmente es un precioso bulevar, el paseo Sagrera.
Descripción del edificio
Se trata de un edificio de planta rectangular construido en piedra caliza, marés extraído de las canteras de Mallorca. Está compuesto de tres naves de la misma altura, con cubierta de bóvedas de crucería soportada por seis columnas o pilares sin base ni capitel que forman en su parte más alta los nervios de dichas bóvedas.
Su espacio interior es diáfano, de gran belleza y muy luminoso gracias a sus portales y grandes ventanales acristalados.
En su exterior, cada una de las cuatro torres representa a un santo: Santa Clara en la esquina que mira hacia el convento del mismo nombre; San Juan Bautista en la que mira a la iglesia de San Juan de Malta; San Nicolás -escultura que fue robada hacia 1885- en la que miraba hacia el oratorio de San Nicolás de Porto Pi; y Santa Catalina en la que mira hacia el arrabal de Palma.
La majestuosidad del exterior del edificio solo se ve superada por la espectacularidad de su espacio interior, que se asemeja a un jardín de palmeras.
Antes de que finalizasen las obras de construcción de la Lonja, Guillem Sagrera abandonó Mallorca. Tenía un pleito con el Colegio de la Mercadería y marchó a hacerse cargo de la construcción del castillo de Castelnuovo en Nápoles.
Usos de la Lonja de Palma a lo largo de su historia
En la Edad Media y transición al Renacimiento, el puerto de Palma era uno de los más activos del Mediterráneo occidental. El edificio empezó siendo la lonja para los mercaderes y sala de contratación para el comercio marítimo.
Debido a la piratería de los siglos XVI y XVII, la actividad comercial se desplaza al Atlántico, lo que supone el declive del Mediterráneo, perdiendo importancia el puerto de Palma y consigo la Lonja, que pasó a utilizarse como un mero almacén de grano. En épocas posteriores se usó también como acuartelamiento de soldados.
Ya a comienzos del siglo XIX, durante la Guerra de Independencia, en la Lonja se estuvieron fabricando cañones para el ejército.
Mucho más tarde, en 1931, la Lonja de Palma fue declarada como Bien de Interés Cultural siendo utilizada para exhibiciones artísticas y museísticas. También fue la sede de las primeras sesiones del Parlamento Balear.
Hoy en día es un magnífico edificio, en un entorno privilegiado por su ambiente relajado y cosmopolita, con diversidad de restaurantes y locales. Un lugar ideal para pasar una tarde, visitando una de las exposiciones que se organizan dentro, o simplemente para tomar algo en una de las terrazas que la rodean.
La Lonja está construida con marés, un material muy común en Mallorca. Si quieres conocer un antiguo oficio y saber cómo moldeó la extracción de este material la costa de Mallorca, sigue el enlace: Construcción con marés