Conquista romana de Mallorca
A todos los que vivimos en Palma nos suena el nombre de Cecilio Metelo, aunque quizás no nos de la mejor de las sensaciones. Porque así se llama la calle, en pleno centro de la ciudad, donde está ubicada la delegación de Hacienda. Pero este nombre es realmente clave en la historia de nuestra isla, pues corresponde al cónsul que en el año 123 a.C. inició la conquista romana de Mallorca.
Cómo se vivía en Mallorca entonces
Hasta la llegada de los romanos, la población en Mallorca vivía inmersa en la cultura talayótica, que también encontramos en Menorca. Se supone que en Mallorca podían habitar un total de entre 25 y 30 mil personas, en pequeños poblados construidos con grandes bloques de piedra. Lo habitual es que estos poblados tuvieran 1, 2 ó 3 talayots (torreón o atalaya), una muralla y varias viviendas, con unos 250 habitantes. Se dedicaban a labores agrícolas y ganaderas y algo de pesca los que vivían cerca de la costa.
Hubo núcleos de este estilo en varios puntos de la isla, los más conocidos son: Ses Païsses (Artá), Son Fornés (Montuïri), Els Antigors (Santanyi) y Capocorb (Llucmajor).
Avance y civilización
El nivel de desarrollo de la cultura talayótica era muy inferior al de otros pueblos de la época en el Mediterráneo, especialmente griegos, cartagineses y romanos. Nuestra isla vivía, de alguna manera, muy independientemente, aunque en la costa hubiera, de manera puntual, intercambios comerciales con esas otras culturas.
Gracias a estos contactos sabemos que estos antiguos pobladores iban semidesnudos, o cubiertos con pieles y que se untaban el cuerpo con una mezcla de grasa de cerdo y aceite de lentisco.
La economía y la situación en general debía ser bastante rudimentaria y de hecho el uso de la moneda estaba prohibido. Por todas estas circunstancias de precariedad, los pobladores talayóticos tuvieron que dedicarse en ciertos momentos a la piratería en las costas y también a ser mercenarios, fundamentalmente como honderos para los cartagineses.
Conquista romana de Mallorca – la llegada de Cecilio Metelo
Una vez los cartagineses fueron definitivamente derrotados, Roma pasó a ser la potencia dominadora del Mediterráneo. Y lógicamente, Mallorca, con una posición tan estratégica, no podía escapar a su control. Así que en el año 123 a.C. el cónsul Quintus Caecilius Metellus dirigió una expedición con naves y tropas hasta la isla.
Los nativos quisieron defenderse de la invasión y atacaron valientemente a las naves romanas. Pero la tecnología de Roma era muy superior y sus naves, con grandes espolones de proa, embestían a las primitivas barcas de los defensores. Los honderos baleares también lanzaron una lluvia de piedras contra los romanos, pero éstos, ya iban preparados y cubrieron sus naves con pieles tensas, con lo que los pedruscos no hacían más que rebotar.
No hubo otra opción más que retirarse y refugiarse, mientras que los romanos desembarcaban e iban atacando los poblados talayóticos, causando una gran mortandad. Cecilio Metelo estuvo casi 2 años recorriendo la isla y sometiéndola a su poder. A su regreso a Roma fue recibido triunfalmente y se le apodó como “Balearicus”.
Arranca una nueva época
En el año 121 a.C. Mallorca ya estaba totalmente controlada por parte del Imperio Romano y fue agregada a la provincia llamada Hispania Citerior. Se fundan las primeras ciudades, Pollentia al norte y Palma en el sur, iniciándose la vida urbana, aunque ciertos poblados talayóticos continuaron existiendo. Muchas cosas irían cambiando a partir de entonces, pero definitivamente, una nueva etapa había comenzado para Mallorca.
Si te interesa conocer un poco más acerca del hondero balear, sigue el enlace a continuación: El hondero balear