El precursor del helicóptero
Un payés de Mallorca, el precursor del helicóptero
A todos nos emocionan las historias de aquellos que tienen una visión, una idea clarísima en su cabeza, y que la persiguen contra viento y marea: un viaje imposible, un invento descabellado, la conquista de unas tierras salvajes…
En las películas el final suele ser feliz, y el héroe consigue finalmente su sueño. Pero en la vida real muchas veces no es así, y aunque la idea sea buena, no siempre acaba en éxito.
Hoy os contaremos la aventura de un mallorquín, un hombre extraordinario para su época y circunstancias. Situémonos en Llucmajor, en los años 20. No es más que una pequeña población en la Mallorca rural, dedicada a la agricultura y al calzado, actividades que permiten vivir dignamente pero poco más.
Nuestro protagonista
Pere Sastre había nacido en 1895 y en el pueblo le llamaban por el apodo de Pere de Son Gall. Sus padres se cuidaban de la finca Son Gall y ya tenían decidido el futuro de Pere. Tenía que ser agricultor, para hacerse cargo de las tierras de la familia. Pero a Pere lo que le gustaba era aprender cosas nuevas y estudiar, así que lo de ser agricultor seguramente le sabía a poco.
Se matriculó en el Instituto Politécnico de Sevilla para sacarse el título de perito agrícola a distancia. Para poder seguir el ritmo de sus estudios iba hasta la capital, Palma, para recibir clases de matemáticas, dibujo y otras materias técnicas. Y leía, leía mucho: libros, periódicos, revistas, especialmente aquellas que tuvieran relación con su gran pasión, la aviación.
Su cabeza bullía en ideas al respecto y se matriculó en una escuela de aviación de Valencia, además de afiliarse a la Lliga aeronáutica de Catalunya. Todo giraba en torno a la aviación, que en esa época estaba en sus inicios.
Pero su intención real no era simplemente volar, ser piloto, sino que Pere iba mucho más allá. Lo que él quería era desarrollar una máquina capaz de volar. Su idea era la de un aparato que se elevase verticalmente y que después prosiguiese su vuelo horizontalmente. Y dedicó decenas de horas a plasmar en dibujos lo que tenía en mente.
El aparato precursor del helicóptero tenía que volar
Está claro que los dibujos no iban a volar, así que había que pasar a la acción y buscar materiales y construir. Se sirvió de maderas ligeras y de lona, además de piezas de hierro que tenía que comprar en Palma y después hacer soldar. En Llucmajor no había todo lo necesario, y a Pere también le faltaba una de las cosas más importantes, el motor. Para ello tuvo que desplazarse a París, donde compró un motor Anzani de 3 cilindros y 25 HP que le costó una enorme suma, 7000 francos franceses. Remató todo con un par de hélices contrarrotantes, pues por el diseño específico del aparato, no tenía alas de sustentación. A su creación la llamó el Cometagiroavión.
Algunos testigos aseguran que vieron las primeras pruebas, y que el Cometagiroavión además de hacer mucho ruido levantaba una gran nube de polvo. Aún siendo un aparato un tanto rudimentario… ¡logró elevarse 20 mts del suelo y volar!
Lamentablemente, tras algunos instantes en el aire, se estrelló contra el suelo y sufrió graves desperfectos que lo inutilizaron. Pero seguramente esto no logró desmoralizar a Pere, pues continuó haciendo mejoras a su invento.
Y el estado no le ayuda
Lo que definitivamente lo abatió fue la falta de apoyo por parte gubernamental. Acudió a las más altas instancias, entre ellas el General Weyler, que también era mallorquín. En Abril de 1921 envió los planos a Madrid, pero todos lo rechazaron y le denegaron su ayuda. Se dice incluso que Juan De La Cierva, hijo del ministro de la guerra, plagió su idea original y que por eso se le cerraron todas las puertas.
Pere de Son Gall murió en 1965, solo y prácticamente arruinado persiguiendo su sueño. Pero a decir verdad, hacer volar una máquina diseñada por él, y de alguna manera ser el precursor del helicóptero, le hizo vivir su vida con verdadera ilusión e intensidad.
Para saber más sobre este mallorquín excepcional:
Libro «El precursor llucmajorer de l’helicòpter» de Joan Salvá. Editorial Muntaner
Ya que estamos de primicias, resulta sorprendente el hecho de que el primer coche matriculado en España, y algo más asombroso todavía, el primer coche matriculado en el mundo, fue matriculado en Mallorca, sigue el enlace para ir al post donde te explicamos este hecho tan curioso: Primer coche matriculado en España