Joan Miró y Mallorca
“Isla de la calma”… con ese nombre se conoce también a Mallorca, y seguramente eso es lo que le transmitía nuestra isla a Joan Miró, tranquilidad y mucha paz.
Este famoso pintor nació en Barcelona en 1893. Su padre se había dedicado a la orfebrería y por parte de la familia de su madre, de origen mallorquín, habían sido ebanistas. Seguramente estos antecedentes influyeron en su vocación artística, aunque su padre insistió en que estudiara Comercio. El joven Joan Miró accedió para satisfacer a su padre, pero una vez hubo acabado sus estudios fue encaminando sus pasos hacia el arte.
Teniendo Joan Miró raíces mallorquinas, ya desde pequeño estaba ligado a la isla y de hecho, decidió trasladarse a Mallorca en 1940, después de que los ejércitos alemanes atacaran Francia, que era donde vivía por entonces.
Vida artística
Pero Miró no fue sólo pintor sino también ceramista, escultor y grabador… un artista polifacético y con gran talento, pues aunque formó parte del movimiento surrealista, supo crear un estilo propio y muy personal.
Se relacionó con los intelectuales, artistas y escritores más emblemáticos del siglo XX , y tuvo una muy buena relación con Pablo Picasso. Aunque era 12 años mayor que Joan Miró y sus caracteres eran muy diferentes, Picasso extrovertido y amante de las mujeres, y Miró callado y poco proclive a aventuras, supieron entenderse y apreciarse. Se dice que su amistad empezó cuando Miró le regaló una ensaimada a Picasso, al conocerse en 1920.
Joan Miró y su estudio en Mallorca
Además de las grandes ciudades para el arte del siglo XX, París y Nueva York, en su vida fueron lugares clave Barcelona, Mont-Roig (Tarragona), y Palma de Mallorca. En estas tres últimas hay un centro específicamente dedicado al artista, la Fundación Joan Miró (Barcelona), el Centro Miró (Mont-Roig) y la Fundación Pilar y Joan Miró (Palma).
En Mallorca se instaló definitivamente con su familia en 1956, y aquí murió en 1983 a los 90 años. El que fuera su estudio en la isla es actualmente un magnífico museo abierto al público todo el año, y en el que todo se dejó como cuando trabajaba.
Formas. Color. Imaginación… Os recomendamos esta visita, a veces da la sensación de que… ¡Joan Miró va a aparecer en cualquier momento con los pinceles en la mano!