1960 Mallorca entonces
Publicado el / por Productes de Mallorca / en Anécdotas

Mallorca en 1960

Han pasado más de 60 años, y muchas cosas han cambiado. Mallorca era un remanso de paz y en toda la isla solamente vivían 362.000 personas. El turismo apenas estaba empezando. Hoy hablaremos de cómo era Mallorca en 1960, visto con los ojos de nuestra protagonista, Erika, al llegar a nuestra isla. Ella misma nos lo cuenta.

 

¿Cuándo y por qué viniste?

En Marzo de 1959 llegué a Barcelona, ya con un contrato de trabajo. Además de mejorar el  español que había conseguido aprender, me fascinaba la idea de trabajar en un país extranjero. Tenía un buen trabajo en un banco, pero mi ciudad natal en el norte de Alemania, Oldenburg, se me quedaba pequeña. Aún no había cumplido 21 años y tenía unas enormes ganas de ver mundo.

El trabajo en la agencia de viajes en Barcelona resultó muy interesante y dinámico. Y en pocas semanas mi jefe ya tenía confianza en mi labor, así que al cabo de un mes y medio me propuso ir a trabajar a Mallorca. El turismo estaba empezando y hacían falta personas que hablaran el alemán.

 

¿Cómo llegaste a la isla?

Volar en avión era muy caro por entonces así que desde Alemania hasta Barcelona tuve que ir en  tren. Para llegar a Mallorca hice el trayecto por mar. Nunca había navegado en un barco tan grande y la excitación del momento no me dejaba dormir, así que por la mañana me levanté muy pronto, no me quería perder la llegada del buque a la costa. Mallorca, una isla en el Mediterráneo… me sonaba a algo exótico y fascinante.

 

¿Qué te llamó más la atención?

Todo era diferente, todo era una aventura, cada día, cada lugar que visitaba. Inicialmente me alojé en el Hotel Buenos Aires, que estaba en las Avenidas. La ciudad era mucho más pequeña que Barcelona, pero me pareció muy bonita. Además era el mes de Mayo, y la luz de la primavera era espectacular.

Lo que más me llamó la atención es que se hacía mucha vida en la calle, en los bares, en las terrazas. Los españoles eran habladores, sonreían, eran bulliciosos, amables y cálidos.

 

1960 Mallorca entonces
salita de estar en vivienda unifamiliar en los años 60

¿Cómo era la vida del día a día?

Al cabo de poco tiempo me trasladé a vivir cerca de la calle Blanquerna. Una familia mallorquina me había ofrecido una habitación en su piso y era un poco como sentirse en casa, parte de una familia. Tenía que pagar 1000 pesetas por mes, por el alojamiento y el desayuno, y realmente no podía disfrutar mucho de todo esto porque tenía que trabajar muchas horas. Muchas veces con largas esperas en el aeropuerto, que entonces era Son Bonet, en el Pont d’Inca.

1960 Mallorca entonces
aeropuerto de Son Bonet en los años 60

Esas 1000 pesetas al mes eran bastante dinero, pero yo tenía un buen sueldo: unas 3500 pesetas mensuales, más de lo que cobraba un empleado de banco, que eran unas 2700 pesetas.

Disfrutaba mucho del sur de Europa, salir y vivir más de puertas hacia afuera. Casi siempre comía fuera, había muchos restaurantes que ofrecían un menú asequible y por ejemplo un menú en el Yate Rizz del Paseo del Borne costaba solamente 12 pesetas.  Otro lugar que ya no existe y que a la gente le gustaba mucho para ir a tomar un helado era la Granja Royal en la calle San Felio.

Palma no era muy grande y se podía ir a pie a muchos sitios. Poca gente tenía una moto o un coche, era todo un lujo para la época: Una Vespa 125 valía 19.600 pesetas y un Seat 600 mucho más, unas 65.000 pesetas. Los que tenían mucho dinero se compraban el Seat 1400, que era mucho más grande y cómodo. Un compañero de mi oficina tenía un coche muy pequeño y divertido. Parecía un huevo y se abría por delante, creo que se llamaba Isetta. La Vespa era muy práctica, aunque muchas mujeres, al ir detrás,  ¡se montaban de costado!

1960 Mallorca entonces

coche Isetta circulando por Mallorca en 1960

Los domingos se iba a misa, que además de ser una ceremonia religiosa era todo un evento para la socialización. La gente se vestía bien para ese día y después de la misa se saludaban y charlaban muy animadamente. Más tarde muchos daban una vueltecita por el paseo del Borne y se sentaban a leer el periódico o se iban a tomar un vermut antes de comer.

A partir de Mayo/Junio se empezaba a ir a la playa, había poca gente y el mar era limpio y cristalino. Lo malo es que me coincidía con la época de más trabajo, así que en realidad casi nunca podía ir. Recuerdo sin embargo la playa de El Arenal, con muchas dunas de arena, prácticamente desierta y con muy pocos hoteles, entre ellos el Acapulco y el Los Angeles. La playa de Santa Ponsa era un lugar idílico, junto a un pinar precioso.

 

¿Cuáles fueron las mayores diferencias respecto a Alemania?

Me pareció que la gente era muy alegre, esto también se reflejaba en la ropa, las telas eran más coloridas y con mejor gusto que en mi país. Era típico ir a la modista y los zapatos eran más elegantes y bonitos, así que mucha gente iba muy bien vestida.

Me pareció que había muchos menos coches que en Alemania y que en invierno las casas estaban poco preparadas para el frío, aunque éste duraba muy pocos meses.

Lo que sí que me llamó la atención es que para ir al cine o al baile, las chicas tenían que ir acompañadas por algún familiar, no estaba muy bien visto que fueran solas o solamente con su pretendiente.

 

¿Qué fue lo que más te gustó y lo que menos?

Era divertido ir por la calle, los hombres te piropeaban, pero siempre de una manera elegante. La isla era preciosa, tranquila y con un buen clima, un auténtico paraíso. Y si hablamos de la comida, muy diferente de la de Alemania, me parecieron curiosas las tapas y también que se bebiera vino tinto con gaseosa. La paella entonces no me gustó nada pero… ¡me encantaron las gambas!

 

¿Por qué decidiste quedarte definitivamente?

La isla me encantó, tenía un buen trabajo, conocí a un español alegre y divertido y a finales de 1960 me casé y al cabo de un tiempo tuve al primero de mis hijos. Así que mi familia está aquí y ahora después de más de 60 años, ya estoy plenamente integrada y con muchas amistades mallorquinas. Se podría decir que ya soy una mallorquina más.

Si quieres conocer otra anécdota curiosa sobre Mallorca en aquellos años dorados del turismo, lee nuestro artículo: Vuelta a Mallorca en camello

Vuelta a Mallorca en camello

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